Cocina Creativa con Sello Colombiano: Así Nace un Plato en Cuerdo

En Cuerdo, la creación de un plato no empieza en la cocina, sino en la imaginación. Cada receta nace de una idea que parece imposible, de una mezcla de intuición y curiosidad que el equipo convierte en un concepto gastronómico. Aquí, la creatividad no es un adorno: es el motor que define la identidad del restaurante.

Antes de que un plato toque el fuego, pasa por una etapa de exploración. El chef y su equipo revisan ingredientes nativos colombianos, interpretan sus sabores, estudian sus reacciones y sueñan con combinaciones inesperadas. No se busca imitar tendencias globales, sino crear nuevas experiencias sensoriales desde la raíz local.

Con una idea clara, llega el momento de prototipar. En esta fase, la cocina se convierte en un pequeño laboratorio selvático donde el equipo prueba texturas, niveles de acidez, balance de temperatura y puntos de cocción. Nada se deja al azar; cada elemento debe justificar su presencia en el plato.

Uno de los principios fundamentales es el contraste. Buscamos que cada bocado genere sorpresa: suave contra crujiente, tibio contra frío, dulce contra salino. Este juego sensorial es parte de la narrativa de Cuerdo, que invita a explorar lo inesperado sin perder coherencia.

La estética del plato también merece su propio ritual. Inspirados en la selva, los montajes evocan naturaleza controlada: hojas, curvas, sombras, colores vibrantes. La intención no es parecer salvaje, sino capturar la belleza que surge del desorden natural visto a través de un lente poético.

Cada creación pasa por pruebas rigurosas con el equipo completo. Se ajustan proporciones, se eliminan excesos, se refina la experiencia. Solo cuando el plato emociona al equipo entero se agrega a la carta. El objetivo no es solo alimentar, sino contar una historia.

Así nacen los platos en Cuerdo: entre imaginación, técnica y un profundo respeto por los ingredientes colombianos. La creatividad es nuestra brújula y la selva, nuestro hogar conceptual. Cada receta es una invitación a descubrir que la gastronomía también puede ser un acto de maravilla.